viernes, 2 de diciembre de 2011

La victoria del PP

Que el Partido Popular ha ganado las pasadas elecciones generales por amplia mayoría es algo indiscutible. La gran diferencia de votos conseguidos, con respecto al resto de los partidos del arco parlamentario, especialmente sobre su directo competidor, el Partido Socialista, le ha otorgado una mayoría absoluta, que le permitirá aplicar sus políticas sin tener que contar con el apoyo de otros grupos parlamentarios.

Al día siguiente de las elecciones me acerqué a felicitar a algunos miembros locales de este partido. Me sorprendió la escasa alegría manifestada por el triunfo electoral. Unos días después me pasó lo mismo con otro destacado miembro del PP que, ante mi felicitación, dio un quiebro a la conversación, evitando hablar de los comicios. El análisis sosegado de los resultados electorales me ha dado la posible clave del poco entusiasmo de mis amigos del PP.

El Partido Popular ha conseguido un total de 10.830.693 votos. El PSOE obtuvo en las elecciones de 2008: 11.289.335 votos. O sea, que a pesar de la crisis y de las medidas impopulares, que han hundido al partido del gobierno, los populares no han llegado siquiera a igualar los resultados obtenidos por los socialistas hace cuatro años. Con menos votos tiene una mayoría absoluta que el PSOE no tuvo. En realidad el PP solo ha conseguido medio millón de votos más que en 2008. No se que hubiera pasado si al PP le hubiera tocado lidiar con la peor crisis que se recuerda. La dispersión del voto de izquierdas y las peculiaridades de nuestro sistema electoral explican la mayoría absoluta conseguida.

Un análisis en profundidad revela que, en realidad, el PP consiguió solo un 30% del voto del censo electoral, es decir, de todos los españoles que podían votar. O lo que es lo mismo que el 70% no lo votó. No es cierto, por lo tanto, que el pueblo español haya dado su apoyo al PP y sus políticas de austeridad.

Tampoco es cierto que haya habido un movimiento del pueblo español hacia la derecha. Más de dos tercios de los españoles decían en las encuestas que nunca daría su voto a un partido de derechas. El voto del PP fue del 30.27% de todas las personas que podían votar, que fue solo un 0.96% más de lo que consiguió en 2008 (un 29.31%). Su aumento en número de parlamentarios se debe al hundimiento del PSOE, precisamente por hacer los recortes que ahora el PP quiere expandir. No es coherente argumentar que hay un mandato popular para hacer las políticas de austeridad del PP cuando el PSOE ha sido expulsado del gobierno por llevar a cabo esas políticas.

Lo del PP no es triunfo, sino el rédito de una derrota. Se veía venir. Ocho años de acoso y derribo a un gobierno, que no ha mantenido con firmeza sus posiciones socialdemócratas, por parte de una oposición que no ha hecho oposición, sino que lo ha machacado todo, y una crisis económica grave, han otorgado grandes réditos electorales a una derecha que lleva años buscando compulsivamente el poder.

La derecha neoliberal se ha instalado sobre nuestras cabezas. Y no solo en España. El neoliberalismo, cuya ofensiva venimos sufriendo desde hace décadas, se ha instalado en las instituciones que marcan las pautas políticas y económicas europeas, y eso es algo que trasciende a los rajoys, aguirres, cospedales y demás personajes, aliados de esas políticas, que defienden al capital antes que a las personas y sus derechos.

Pero, como dice Coral Bravo, “perder” no significa someterse, y mucho menos rendirse. Ahora más que nunca, los ciudadanos progresistas debemos exigir a los representantes públicos la defensa los derechos sociales conseguidos, para mantener una sociedad justa, igualitaria y democrática, que anteponga las personas a los mercados.

Joaquín Mesa Carnerero

Fuente: Diario Sur de Córdoba

lunes, 5 de septiembre de 2011

Empapados

Ir de victima es algo que funcionaba muy bien cuando la gente estaba sumida en la incultura o el desconocimiento y no había medios de comunicación. Los que controlaban la información daban la versión que les interesaba y ocultaban lo que no les convenía. Eran tiempos en los que a los discrepantes se les mandaba callar o directamente se les eliminaba.

Hoy, afortunadamente, vivimos en la sociedad de la información y tenemos derechos que nos permiten opinar sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, aunque los destinatarios de nuestra critica, o simplemente disconformidad, se molesten. Viene esto a propósito del victimismo y de lo mal que han encajado las criticas los defensores de las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en Madrid.

Hasta la Secretaria de la Asociación Mujeres en Igualdad ha salido en defensa de las Jornadas y de la institución que las organiza. Una institución que no fomenta precisamente la igualdad de la mujer sino todo lo contrario.
La visita de la Máxima Autoridad Católica ha levantado críticas y protestas, algo inaudito hasta ahora en este país, por parte de sectores, laicos y cristianos, que no comparten sus postulados pero que, sobre todo, no aceptan que quieran imponerlos a todos los españoles, presionando al gobierno para que legisle según su moral particular.

No entiendo como los partidarios de este evento se quejan a pesar de que todo el país se ha puesto a su servicio. Han colaborado el Gobierno Central, los autonómicos, sobre todo el de Madrid, los ayuntamientos, medios de transporte, servicios de limpieza, protección civil, bomberos, empresas privadas…todos salvo la meteorología, algo que según todas las mitologías depende de Dios, que pasó del calor extremo a una tormenta que estuvo a punto de dar al traste con la Vigilia de Adoración en Cuatro Vientos y que dejo a los peregrinos empapados.

Se ha hablado, en medios conservadores, de enfrentamientos y ataques de los laicos a los jóvenes (nunca de los jóvenes a los laicos, ni del voluntario de la JMJ detenido por la policía porque pretendía gasear a los laicos, algo que recuerda demasiado el crimen perpretado por otro ultracatólico en Noruega). Pero lo hemos visto por televisión. Los enfrentamientos no se produjeron en Cibeles, Recoletos o cualquiera de las zonas reservadas para las Jornadas, adonde no fueron los laicos. Se produjeron en la Puerta del Sol, donde los laicos tenían autorizada su manifestación y adonde si fueron los papistas.

La casualidad ha hecho que mis vacaciones, este año por el norte de España, coincidieran con las semanas previas al evento. Las ciudades estaban invadidas por hordas de jóvenes venidos de muchas partes del mundo y he tenido la oportunidad de presenciar hechos, desde mi punto de vista, sorprendentes.

En la Catedral de Santiago las misas se sucedían con el altar rodeado de jóvenes separados por sexos, naturalmente, ataviados de uniforme seudo militar (calcetines blancos hasta la rodilla, falda o pantalón corto, camisa militar remangada y boina de medio lado), en posición de firmes portando banderas. Al terminar la misa salían en perfecta formación, militar sin seudo, banderas al viento (cientos de banderas), en una parafernalia que recordaba esas imágenes en blanco y negro de los desfiles de jóvenes, que enardecían a las masas, en la Alemania o Italia de los años treinta del pasado siglo o en la España de posguerra. Por un momento creí ver el ectoplasma de Franco bajo palio dentro de la Catedral.

En Toledo, en una bocatería, compartimos mesa con un grupo de peruanos venidos ex profeso. Debidamente identificados con sus camisetas y mochilas, nos comentaban que para ellos el Papa era lo de menos, venían a hacer turismo: nos lo pagan casi todo, era la única manera que teníamos de venir a España, ya habíamos pedido permiso al gobierno peruano para venir en dos ocasiones y lo denegaron, si embargo ahora lo han concedido. Son otras perspectivas de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Si me lo permiten, diría a los defensores de Ratzinger, que, como dice su catecismo, hagan examen de conciencia y se pregunten porque este Papa suscita ese rechazo allí donde va (ya se están preparado manifestaciones en su país, Alemania, ante su visita a finales de septiembre). El anterior Pontífice vino a España muchas veces y no provocó estas reacciones.

Joaquín Mesa Carnerero

viernes, 1 de abril de 2011

Profetas del apocalipsis ¿deseado?

La crisis que vivimos, la tan manida crisis, ha sacado a la calle y sobre todo a los foros políticos periodísticos y de tertulias, a multitud de agoreros que parecen disfrutar y regodearse con una situación que es dramática para demasiados compatriotas.

Se resalta en grandes titulares, se editorializa todo, absolutamente todo lo negativo que acontece a nuestra economía. Sin embargo las noticias buenas, aunque pocas, se minimizan y se les da, cuando se les da, un tratamiento escaso. Pondré un ejemplo. Hace unos meses la deuda soberana española era difícil de colocar y se hacia a intereses que no se alcanzaban desde 2002.

Me parece que la mayoría de los españoles no sabíamos lo que era la deuda soberana hasta entonces. Grandes medios de comunicación lanzaban portadas a toda página, editoriales, gráficos y opiniones sobre lo dramático de la situación. Tertulianos de verbo encendido se lanzaban a la yugular del Gobierno, al que hacían responsable de la situación. Los lideres mas “patriotas” se desgañitaban, dentro y fuera de España, pregonando la calamitosa situación de nuestra economía, situándola al borde de colapso y de la intervención como sucedió con Grecia o Irlanda. Se creó entre la población un sentimiento de desastre, caos y derrotismo. Justamente lo contrario de lo que hace falta para salir de una situación complicada.

Frente a la gran cobertura dada a aquella situación, contrasta la escasa repercusión que han tenido noticias de signo claramente contrario, aparecidas esta semana. El pasado martes 22 se colocaba deuda española por debajo del 1% de interés y con una demanda que superaba claramente a la oferta. Es decir, nuestra deuda es atractiva, aunque genere menos intereses.

Crece, por lo tanto la confianza de los inversores en la situación económica española. Otra noticia, que prácticamente ha pasado desapercibida: en el mes de enero, por primera vez en la historia contabilizada, España vende más productos y servicios a la Unión Europea de los que importa. Es el primer superávit comercial de la historia de nuestras relaciones con la UE. También hemos sabido que la inversión directa de otros países en España se disparó un 41,5% en 2010, sobre todo por parte de Holanda, Francia y Reino Unido. El 21 de marzo, era Rusia la que volvía a incluir a España en la lista de países, cuya deuda podía ser adquirido por el fondo de reserva de aquel país. Son noticias esperanzadoras que confirman que aunque queda recorrido, empezamos a salir del túnel.

Este país es paradigmático por sus excesos y por su movimiento pendular. Hemos pasado de una época en la que gastábamos lo que no teníamos, a otra en la que el miedo y el desánimo nos ha paralizado. Y el pesimismo en el que nos hemos instalado es fruto de una realidad difícil, pero también del sentimiento catastrofista y apocalíptico que transmiten algunos políticos, seudoperiodistas y medios de comunicación, instalados en la crispación permanente, con intereses no del todo claros.

Desde luego no es desde el pesimismo y el catastrofismo como vamos a salir de la crisis. Sin negar lo evidente, ni caer en la autocomplacencia, hay que generar confianza para transmitir a los ciudadanos el convencimiento de que se saldrá de esto con empeño, esfuerzo y con ilusión. Este país ha vivido situaciones mucho mas complicadas que la de ahora y siempre ha salido adelante.

Y a todos esos profetas del Apocalipsis, turiferarios de horrores, agoreros de tribuna, abanderados de un patriotismo alcanforado, representantes de las esencias hispanas mas rancias y trasnochadas, les pediría que si de verdad lo que les interesa es España, arrimen el hombro aportando un mínimo de objetividad, superen su lenguaje soez y tabernario, su eterno cabreo, que seguro que con lo que cobran no tienen motivos para estar constantemente despotricando. ¿O es que cobran precisamente por eso?

Joaquín Mesa Carnerero

lunes, 21 de marzo de 2011

Contra contra las desigualdades sanitarias en la UE

No, no es una errata de imprenta, ni un fallo en la redacción del título. Se refiere a los que votan en contra de las medidas contra la desigualdad. La semana pasada se celebraba, con multitud de actos, el Día de la Mujer.

Diferentes grupos, asociaciones y colectivos ponían de relieve la importancia de seguir trabajando por equiparar los derechos de hombres y mujeres. Aunque se ha avanzado mucho desde que hace un siglo se empezó a exigir la igualdad de género, todavía quedan desigualdades de sueldo, ocupación de puestos de responsabilidad tanto en la empresa privada como en la cosa publica, (¿cuando estará este país preparado para tener una presidenta del gobierno?). Pero la lacra mas lacerante es el constante goteo de muertes de mujeres, a manos de hombres que las consideran de su propiedad, con esa concepción machista tan arraigada en un país, en el que hasta hace poco tiempo la mujer no podía tener una cuenta en un banco o un pasaporte sin el permiso de su marido.

También el Parlamento Europeo en Estrasburgo ha querido aprovechar la fecha para aprobar una “resolución contra las desigualdades sanitarias en la Unión Europea”, resolución que fue aprobada a pesar del único voto en contra del Grupo del PP español. El resto de parlamentarios incluidos, los del Grupo Popular Europeo, votó a favor. Incluso los ultraderechistas franceses de Le Pen se han abstenido.

Es sorprendente la capacidad del Partido Popular español para decir una cosa y la contraria o para actuar en contra de lo que pregonan sin el menor escrúpulo.

Durante los ocho años de gobierno del PP, se practicaron en España 500.000 abortos legales; hoy se erigen en antiabortistas a ultranza y en “defensores de la vida”.

No menos paradójico resulta que el Sr. Camps firme un manifiesto contra la corrupción o financie una serie sobre ella. El mismo Sr. que ha entregado la educación sexual en los colegios a la iglesia, que por lo visto sabe mucho del tema.

La concejal de Medio Ambiente y teniente de alcalde del ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella, Sra de Aznar, cuando la capital se cubría con una boina de contaminación que hacía el aire irrespirable, en un intento de eludir su responsabilidad y después de cambiar de sitio los medidores de contaminación buscando buenos aires o de culpar de la contaminación al polvo africano, criticaba a la ministra Rosa Aguilar por “tener un coche oficial grande, de los que contaminan bien”. Hoy sabemos que la Sra. Botella utiliza el coche oficial y los escoltas que pone a su disposición el Ayuntamiento de Madrid hasta para ir a la peluquería.

Lo de esta señora es paradigmático en la defensa de los derechos de la mujer. No quiero pensar que represente el sentir mayoritario de su partido, pero ilustra su sentido de los derechos de la mujer, el comentario que hizo en la presentación de su libro: Cuentos de Navidad. En el acto se despachó con frases como: “la Cenicienta es un ejemplo para nuestra vida por los valores que representa. Recibe los malos tratos sin rechistar” o su comentario sobre las reivindicaciones hechas por Doña Emilia Pardo Bazán a favor de la igualdad de la mujer que, según la Sra. Botella, “hoy no son necesarios”. Sin comentarios. Cuando esta señora abandone la política, se podrá editar un folleto con las perlas dialécticas que ha dejando en las hemerotecas.

Otro ejemplo de la congruencia a la que nos tiene acostumbrados el Partido Popular lo dio en las pasadas elecciones catalanas la candidata a la presidencia de la Generalitat, Alicia Sánchez Camacho quien, a pesar de ser madre soltera por inseminación artificial declaró, sin ruborizarse lo mas mínimo que “un niño necesita un padre y una madre” como argumento para rechazar la adopción por parte de parejas homosexuales.

Si no estuviéramos hablando de cosas tan serias como los derechos e incluso la vida de las personas, cabría pensar que toman el pelo a la gente, que nos toman por tontos. Prefiero pensar que su ansia por llegar al poder les hace no reparar en las tremendas barbaridades y contradicciones en las que incurren.

Joaquín Mesa Carnerero

miércoles, 19 de enero de 2011

Lamentablemente, el próximo gobierno de España va a ser del PP (Mª Dolores Cospedal)

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con la Sra. Cospedal: sería verdaderamente lamentable que el Partido Popular llegara a gobernar este país.

Supongo que este lapsus no estaba en el guión que la Secretaria general del PP pretendía seguir en la entrevista de los Desayunos de TVE, pero refleja con precisión lo que muchos españoles sentimos: que la actitud del principal partido de la oposición ante la crisis que atenaza a este país y a medio mundo, es verdaderamente “lamentable”.

Las medidas impopulares llevadas a cabo por el gobierno ayudarían a la hipotética llegada del PP a la Presidencia del gobierno, algo que dan por sentado los conservadores españoles, que se frotan las manos viendo como la crisis los acerca a ganar las elecciones, “la Moncloa bien vale una ruina”, sumidos en una ansiedad por gobernar que se manifiesta en que su única propuesta sea el adelanto de elecciones.

Disposiciones encaminadas a reducir el déficit público y reafirmar la solvencia de nuestra deuda, acuciada por los mercados, son, vuelvo a repetir medidas impopulares pero imprescindibles, tomadas por un gobierno responsable que antepone los intereses de estado a los de partido, a sabiendas que el desgaste electoral que conllevan puede suponerle perder las próximas elecciones.

Precisamente por impopulares, el PP no apoya estas medidas, aunque las considere necesarias. Prefiere que sean otros los que le hagan el trabajo “sucio”, para que cuando lleguen a la Moncloa, lo impopular esté hecho y surtiendo efectos sobre la recuperación económica, que según todos los indicadores ya empieza a producirse, aunque de manera muy tibia. Después presentarán esta recuperación como fruto de su gestión, tal y como hicieron en 1996.

Y a las pruebas me remito: el 31 de octubre el diario El País publicaba una entrevista al Sr. Rajoy, en la que aplaudía con entusiasmo la política anticrisis del, entonces, flamante primer ministro británico David Cameron, la esperanza blanca de los conservadores británicos. Ese modelo fue el adoptado públicamente por el jefe del PP. Hoy ya sabemos en qué consiste esa política: miles de funcionarios despedidos, privatizaciones a todo trapo, recortes sociales, sanitarios y escolares (han triplicado el importe de las tasas lo que dificultará el acceso a la universidad a los menos pudientes) etc. Algo parecido a la involución capitaneada en los ochenta por Margaret Thatcher, la Dama de hierro del capitalismo salvaje, tan a miga, por cierto, del general Pinochet.

En otros tiempos alabaron la política económica de Irlanda. Así la condesa Esperanza Aguirre afirmaba que “el milagro económico irlandés tuvo su origen en políticas neoliberales”. También Mariano Rajoy loaba las virtudes de las “recetas liberales” irlandesas. Hoy Irlanda está intervenida, sus ciudadanos sufriendo unos recortes brutales y pagando una deuda e intereses que heredarán varias generaciones.

La Sra. Cospedal dijo:”lamentablemente, y digo lamentablemente, el próximo gobierno de España va a ser del Partido Popular”. Coincido en lo de lamentable, en la insistencia en lo lamentable, pero aún falta más de un año para las elecciones, la cuarta parte de la legislatura. Mucho tiempo en política y suficiente para que los ciudadanos, que no son tontos, se den cuenta de que gobernar es asumir decisiones necesarias, aunque dolorosas y que saldríamos antes de la crisis si todos tiraran del carro en lugar de poner palos en las ruedas ya que la “Moncloa no vale una ruina”.

Joaquín Mesa Carnerero